una niña bonita dulce emociones

La técnica de sanación mediante nuestro niño interior es una técnica psicológica que nos permite darle afecto y cariño al niño que fuimos y al que sigue viviendo en nosotros. Te contamos más...

SANACIÓN EMOCIONAL

¿Qué es la técnica de sanación mediante nuestro Niño Interior?

Una técnica psicológica para sanar nuestras heridas de la infancia

Qué es la sanación mediante el niño interior

La Sanación mediante nuestro niño interior es una técnica emocional para conectarnos con nuestra parte más pura y auténtica. En ella tenemos la posibilidad de viajar al pasado… y abrazarnos cómo muchos de nosotros hemos sentido la necesidad de haber sido abrazadosamados y aceptados. Al entrar en contacto con nuestro niño interior, tenemos la posibilidad de vivenciar múltiples experiencias, reprogramar nuestro subconsciente e integrar otras nuevas experiencias mucho más gratificantes.

Entrar en contacto con nuestro niño interior es una técnica especialmente potente en personas que recuerdan una infancia dolorosa. Así, diferentes heridas en la etapa infantil, como no haber podido expresarse tal y como uno sentía, haberse sentido privados de la atención y afecto que necesitaban, no haberse sentido comprendidos o haber sufrido diferentes tipos de abusos, han terminado desarrollando heridas emocionales en la adultez, que pueden permanecer aún sin elaborar y sin cerrar, generando malestares y disarmonías interiores.

Mediante la técnica de sanación de nuestro niño interior accedemos a experiencias pasadas para elaborar y liberar nuestros malestares emocionales. Tratamos de satisfacer nuestra necesidad de amor, y de darle, a nuestro niño interior, todo aquello que merece, por el único y simple hecho de ser un niño. Cuando llevamos a cabo esta técnica emocional, dejamos en un segundo plano todo lo que nos ha acompañado en nuestra niñez, incluyendo nuestros padres. A aquí y ahora, tu niño interior cobra toda su importancia.

Mediante la sanación del niño interior tratamos de entrar en un estado de apertura emocional, de ternura y de atención para conectarnos con nosotros cuando teníamos, aproximadamente, cinco años. Escuchamos lo que siente ese niño que aún vive dentro de nosotros y protegemos sus sentimientos y sus necesidades, con compasión y cariño.  

Logramos alcanzar la sanación cuando logramos fusionar nuestro YO adulto, con nuestro niño interior, de forma que el estado de paz y amor sea el mismo en ambos.  

Todo niño debe debería encontrar en su hogar un lugar de protección donde poder expresarse, jugar, compartir, recibir amor y ser feliz. Sin embargo, muchos hogares arrastran mucha negatividad en sus corazones manifestando lo que han aprendido a hacer, tal y como aprendieron a ser. Frustraciones, ira, rabia, manipulaciones, desatenciones, infravaloraciones, engaños o abusos, son vividos por los niños de la casa, presos de la falta de sanación y de dolor que arrastran los padres consigo.

Y así el ciclo se repite, transmitiéndose de generación en generación. Sin darnos cuenta, ha quedado condicionado el futuro de los niños y de próximas generaciones.

Con el paso de los años, vamos escogiendo formas de supervivencia que no nos dañen, y para eso nos separamos de nuestro vulnerable y frágil niño interior, escondiéndonos detrás de corazas que nos impiden conectar con la naturaleza y el corazón de las personas y, por supuesto, de conectar con el nuestro propio.

Cuando somos adultos, percibimos el mundo que nos rodea tal y como hemos vivido y asimilado el mundo cuando éramos pequeños.  Por eso, retomar el contacto con nuestro niño interior y ofrecerle el cariño, la madurez y la compasión de nuestro YO adulto, es una forma de sanar nuestro inconsciente.

Pero para saber sanar nuestro niño interior, es necesario que conectemos con él. Y para conectar con él, necesitamos saber quién es nuestro niño interior.

¿Quién es nuestro niño interior?

Nuestro niño interior es la figura que representa nuestro Yo más inocente y sano emocionalmente. Es la persona que fuimos hasta nuestros cinco años aproximadamente. En esta etapa de nuestra vida tenemos la capacidad innata de experimentar y sentir de forma natural, sin limitaciones ni presiones sociales. Es la parte de nosotros que le gusta vivenciar y experimentar para conocer, explorar, aprender y divertirse. Tiene que ver menos con nuestra parte pensante o racional, y tiene que ver mucho más con nuestra parte más emocional... con nuestra capacidad de expresión, sobre todo, con la libertad de hacerlo sin presiones ni cohibiciones.

Nuestro niño interior es el alma que vive en nosotros, nuestra esencia, nuestra naturaleza sin deformaciones ni distorsiones por vivencias que hicieron que, poco a poco, nos hayamos alejando de quienes somos: de nosotros mismos, de nuestro amor propio, de nuestra libertad de expresión.

El niño interior, poco a poco, irá distanciándose de ser quien es, para pasar a ser quien se espera que sea. Sucede que, el cumplir con determinadas expectativas de los adultos y determinadas normas sociales, conlleva el sentirse aceptado y amado en el entorno en el que uno se desarrolla.

Claro, somos seres sociales, y la integración en nuestro grupo es algo de suma importancia. Ante nuestra necesidad innata de abastecernos de calor y afecto, trataremos de encontrar nuestro lugar en el mundo.

Y es que los humanos somos el animal que más dependemos de nuestros padres hasta una edad avanzada. Estamos vinculados a nuestros padres/tutores o la familia desde pequeños, hasta que llegamos a la mayoría de edad, por lo que todo nuestro crecimiento se va a ver influenciado por las vivencias y experiencias que hemos tenido en nuestro núcleo familiar.

Nuestro niño interior es un científico con todas sus letras, con el afán de disfrutar viendo cómo encajan los cubos y cómo sube la torre al colocarlos todos en fila, o viendo cómo se mueve el trenecito que le acaban de regalar, cómo disfruta viendo las luces de las ferias y haciendo volar alfombras mágicas voladoras. La imaginación y creatividad de nuestro niño interior adquiere los límites que le impongan los padres y adultos que lo rodean… y las que haya aprendido que realmente tiene.

¿Cómo llevar a cabo la técnica de sanación de nuestro niño interior?

Ahora que sabes qué es la técnica de sanación de nuestro niño interior, y qué quién representa “tu niño interior”, es posible entrar en una meditación y probar a sanarte emocionalmente conectando con tu niño interior. 

Se trata de que tu YO adulto (la persona que es cuidadora, protectora y sanadora), le ofrezca a tu niño interior aquello que siente haber sido privado en su niñez: amor, atención, compasión, afecto... 

Puedes hablar con ese niño interior, escuchar lo que quiere decirte, escuchar cómo se siente y acoger sus emociones, jugar con él a su juego preferido o divertiros juntos. Todo es válido, cuando lográis encontraros tu Niño Interior y tu Yo Adulto.

Si la técnica de sanación emocional mediante tu niño interior se realiza con éxito,

encontrarás un mensaje final maravilloso:

La única persona que necesitas para ser feliz... Eres Tú Mismo.

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